Se plantea la construcción de tres viviendas adosadas en unas parcelas muy estrechas fruto de la subdivisión, en A Chamusca, Pontevedra. Es clave el acceso con vehículo privado y la protección de la intimidad de cada unidad familiar a pesar de la cercanía.
Las viviendas se elevan desde su acceso para permitir tanto la entrada de vehículos como la separación con la vía pública, sin desperdiciar un metro de parcela. Esto es posible debido a la diferencia de cotas de las parcelas, que permiten el acceso a nivel tanto peatonal como rodado. Desde la vía Rosalía de Castro (al Norte) se accede con el coche, mientras que la vía trasera (Rúa Ruibal) también nos permite el acceso a la planta de salón y cocina.
Primamos el máximo aprovechamiento sin dejar de lado en ningún momento el confort de los espacios. Se juega con la escalera para dividir las plantas en las diferentes estancias, usando el centro como núcleo húmedo y de comunicación para obtener el máximo de luz natural en toda la vivienda.
Cada planta se desplaza generando terrazas, protecciones solares y de vistas, así como la doble altura que confiere al salón un espacio proporcionado a su entidad.
La cocina y el salón se sitúan en la planta baja por comodidad y relación con el jardín, mientras que a según vamos subiendo se plantean los dormitorios para permitir su aislamiento, culminando con el dormitorio principal en lo alto, situación privilegiada.
Se optimiza su rendimiento energético estudiando la incidencia del soleamiento y mediante el uso de fachada ventilada. Las orientaciones de las estancias fueron claves en el planteamiento del proyecto para el confort del usuario y la privacidad que una vivienda familiar reclama.
